En la confluencia de la Avenida San Francisco y la Avenida Mártires de la Dictadura se puede visitar un sitio de gran valor histórico y cultural: se trata de Las Padercitas, un conjunto de ruinas hechas con barro, y conservadas hasta nuestros días gracias a la protección de una muralla de piedra, junto a las que se encuentra el gran templo donde San Francisco Solano propuso, a un gran número de diaguitas, que el Niño Jesús fuera su alcalde. Dice la historia que este pequeño fuerte fue edificado bajo las órdenes de Don Pedro Jerónimo Luis de Cabrera en el año1630, con el objetivo de defenderse de ataques diaguitas, se le llamó las Paredecitas, término que devino en Padercitas. En 1919 el fraile José Tomás Urquiza comenzó con las peregrinaciones conmemorativas que aún hoy se celebran. Enfrente hay una plazoleta que tiene dos muros paralelos que no se atacan significando el encuentro de dos mundos, el español y el originario, quienes hoy constituyen la base de la cultura riojana.
Saliendo de Las Padercitas por la Ruta 75 se encuentra la hermosa Villa La Quebrada, crecida al pie de la montaña, repleta de elegantes cardones. Tan presente está la montaña que se la atraviesa por un túnel que desemboca en el Lago del Dique La Quebrada, hermoso espejo de agua que invita a todos a detenerse a gozar del paisaje que siempre trae algo nuevo para disfrutar, la flor de los cardones, la tierra colorada, el agua espejada o llevada por la brisa, las piedras agrestes, el verde del verano, el amarillo del invierno, las flores de la primavera, el canto del agua y de los pájaros. Todo invita a quedarse en esta tierra.
Por Natalia Allende