Con la Plaza de San Pedro colmada de fieles provenientes de todo el mundo, se celebró la Misa de cierre del Jubileo de Migrantes y Misioneros, una jornada que manifestó la universalidad de la Iglesia y su vocación de salida y acogida.
Durante el fin de semana pasado, miles de peregrinos participaron de momentos de oración, celebraciones y testimonios. El sábado, en la Universidad Urbaniana, el cardenal Luis Antonio Tagle acompañó distintas actividades formativas y de encuentro, mientras que el domingo, tras la misa, los fieles peregrinaron atravesando la Puerta Santa, signo de conversión y comunión.
“Las fronteras de la misión ya no son geográficas”
En su homilía, el Santo Padre afirmó que la Iglesia vive “una nueva época misionera”, en la que la misión ya no consiste solo en partir hacia otros lugares, sino en acoger a quienes llegan buscando esperanza y dignidad.
«Hoy las fronteras de la misión son el sufrimiento, la pobreza y el deseo de una esperanza mayor que vienen hacia nosotros”, expresó el Pontífice, recordando el drama de tantos migrantes que huyen de la violencia y el hambre.
El mensaje invitó a toda la comunidad cristiana a anunciar a Cristo a través de la acogida, la compasión y la solidaridad, promoviendo una cooperación misionera entre Iglesias y una renovación de las vocaciones misioneras, especialmente entre los jóvenes.
Una Iglesia que acoge y se pone en camino
El Santo Padre destacó el trabajo silencioso de tantas personas que acompañan a los migrantes y promueven una cultura de la fraternidad más allá de prejuicios y fronteras.
“A los migrantes les digo: son siempre bienvenidos. Los mares y los desiertos que han atravesado son lugares de salvación, donde Dios se hace presente para salvar a su pueblo”, expresó.
Por la tarde, la Fiesta del Pueblo Migrante y Misionero reunió expresiones artísticas y testimonios de diversas naciones, en un clima de alegría y comunión.
Una Iglesia universal en salida
El Jubileo de Migrantes y Misioneros fue uno de los momentos más significativos del Año Jubilar, recordando que la Iglesia es casa para todos los pueblos. En palabras del Santo Padre, la misión hoy pasa por “mirar a los ojos a quienes llegan desde tierras sufrientes y abrirles el corazón”.
Desde la Diócesis de La Rioja, nos unimos en acción de gracias y oración para que este Jubileo renueve en nuestras comunidades el impulso misionero y la actitud de acogida fraterna, signos visibles del amor de Dios entre los hombres.