En 1886 en la ciudad de Córdoba, el Fraile dominico Reginaldo Toro fundó a las Hermanas Terceras Dominicas Educacionistas bajo el Patrocinio de San José.
Esta familia fue creciendo y una de sus comunidades se encuentra en la ciudad de La Rioja, Argentina.
El día de san José, tres de ellas, Mercedes Vega, Jéssica Maturana y Fernanda Martinelli hicieron su profesión perpetua. Mientras que Antonella Maciel y Jéssica Acosta renovaron sus votos.
Mercedes es riojana, en tanto que Jéssica Acosta y Jéssica Maturana estuvieron sirviendo en nuestra Diócesis, como lo está haciendo ahora Antonella.
Las entrevistamos y con mucha frescura respondieron. Lo compartimos.
La Hermana Mercedes, oriunda de nuestra provincia nos cuenta que tiene 38 años y actualmente está en la localidad de Villa de Soto en el Instituto Santo Domingo. Hace 12 años que ingresó a las Hnas Dominicas. Nos respondió a nuestras preguntas del siguiente modo:
¿Cómo fue tu camino vocacional?
Inició en la adolescencia, tenía 16 años cuando comencé a ir al grupo juvenil de la Capilla «San José Obrero» de mi barrio, luego allí mismo me sumé al grupo de catequistas. En esos años teníamos encuentros de formación y recuerdo que en esos encuentros, entre otras cosas, nos hacían preguntarnos cuál era el plan de Dios para nuestra vida. Desde entonces tenía la inquietud por saber si realmente Dios me estaba llamando a consagrar mi vida como lo sentía… con esto dando vueltas en la cabeza y el corazón, un día que fui a confesarme se lo conté al sacerdote y él me puso en contacto con la hermana Otilia de las esclavas para que me acompañara en esta búsqueda. Comencé a charlar con ella, a rezar, ella me aconsejaba y ayudaba a despejar dudas. Esto duró unos meses, cuando tenía alrededor de 17 años pasé por una situación familiar difícil que no podía afrontar y terminé enojada con Dios y con mi familia. Me alejé un poco de la Iglesia y dije que «ni loca me hacía religiosa», había enfocado mis energías en estudiar, trabajar, formar mi familia….tenía mi proyecto de vida…. cuando fui alcanzando las metas que me había propuesto sentía un vacío interior y de nuevo esa inquietud en el corazón por saber qué era lo que realmente Dios había pensado para mi vida.
Cuando ya tenía 24 años, un día fui a Misa y leyeron el Evangelio en el que Jesús pregunta a sus discípulos «y ustedes ¿quién dicen que soy yo?» Y en la homilía a esta pregunta el padre le agregó «¿qué lugar ocupa Jesús en tu vida?»
Yo tenía respuestas para esas preguntas: Jesús era al cual le dedicaba los días sábados en la catequesis, mis vacaciones participando en el grupo misionero, la Misa de los domingos, además me confesaba con frecuencia….me parecía suficiente, pero no alcanzaba para llenar el vacío de mi corazón. Entonces pedí ayuda a una religiosa para que me acompañara en este proceso de búsqueda y así poder cerrar esa etapa. Mientras seguía con mi vida de todos los días retomé el discernimiento vocacional, comencé a participar de los encuentros vocacionales que realizaban las hermanas Dominicas de San José y en ese camino Dios fue confirmando su llamado por medio de distintos signos y sobre todo por su Palabra. Por eso decidí responderle, con la ayuda de su gracia, y el 1 de abril de 2010 ingresé a la Congregación. Lo que más me atrajo de la Vida Religiosa y de esta congregación en particular fue la alegría con la que vivían las hermanas.
¿Qué mujeres inspiran tu vida consagrada?
Hay dos mujeres que me inspiran especialmente en mi vida consagrada. María, Nuestra Madre y Santa Josefina Bakhita. Son las dos esclavas más libres que conozco. Se hicieron libres amando, perdonando y sirviendo. Siempre recurro a ellas para pedirles que me ayuden a vivir mi consagración con alegría en el servicio, amando y perdonando como ellas lo hicieron.
La iglesia como madre, ¿en qué te alienta, te anima, te da vida?
La Iglesia me sostiene en el seguimiento, por la oración de todo el pueblo de Dios, los grandes testimonios de santidad que hay en ella me animan y me recuerdan que es posible hacer presente el Reino de Dios con nuestra Vida y los testimonios que no son tan buenos me recuerdan mi fragilidad y pequeñez que nada puedo si no estoy unido al que es el Camino, la Verdad y la Vida.
¿Qué elementos del ser riojano tenés grabados y te ayudan a caminar en la vida religiosa?
Como todos los riojanos amo mi tierra con sus cerros imponentes que me recuerdan la belleza y grandeza de Dios y su Misericordia.
Creo que conservo ese ser silencioso, aletargado pero firme de los riojanos, que es valioso en el acompañamiento de los que se me confían y también en mi respuesta a Dios, que a veces se hace esperar pero es firme.
Mensaje que le dejás a los jóvenes que un día, como vos empezaste a buscar para qué Dios te había creado.
Que se animen a preguntarle a Dios lo que quiere para sus vidas, y también a escuchar lo que Él les responde, con la confianza de que para lo que nos pida nos da su gracia y fortaleza para responder.
Que no tengan miedo a responder al plan de Dios porque van a encontrar dificultades, obstáculos, un camino que a veces se pone cuesta arriba, pero también la alegría de estar con Jesús y cada día confirmarán que no hay nada más lindo que gastar la vida por Jesús.
La hermana Jéssica Maturana tiene 30 años nació en la ciudad de Las Varillas y allí creció junto a su familia, padres, tres hermanos, abuelos, tíos y primos.
Su formación escolar la realizó en el IMI (Instituto De María Inmaculada), donde conoció a las Hermanas Dominicas de San José y descubrió su llamado vocacional.
Al finalizar el secundario inició un proceso de discernimiento y comenzó a estudiar psicopedagogía en Córdoba Capital.
Ingresó a la congregación en el año 2012, y a lo largo de la formación recorrió distintas comunidades: el Hogar Virgen del Milagro, Colegio Santo Domingo, IMI, Hogar del Carmen y Colegio San José, donde aprendió a amar y abrazar a la humanidad doliente.
Actualmente vive en Casa Madre y su apostolado se desarrolla en el Colegio San José de Córdoba.
Una frase que me motiva es que Jesús me enseña cada día a amar y entregar la vida. Desde lo que soy y confiando en Él que obra a través mío. Soy feliz, porque me conoce, me ama y me elije una vez más y esta misión que me confía llena mi vida.
El Corazón de Jesús es mi lugar en el mundo. Ahí aprendo cada día a amar y abrazar tantas vidas. Jesús me enseña a darme, a salir al encuentro, a anunciar con mi vida tanto amor recibido, a llevar esperanza y consuelo.
Mi entrega se resume con una palabra: gracias! Dios es tan bueno, quiero que todos lo conozcan, especialmente los jóvenes!
¿Qué recuerdos, vivencias guardas de tu paso por La Rioja?
De mi paso por La Rioja guardo muchos recuerdos y experiencias en el corazón. Para mí fue un tiempo hermoso, cargado de desafíos porsupuesto, pero que me ayudó a crecer. La Virgen del Carmen fue mi gran compañera, que me enseñó a acoger la vida con ternura, especialmente en el hogar, a acompañar a cada nena, a secar lágrimas y celebrar cada pequeño paso, a experimentar a Dios en la vulnerabilidad, a abrazar la vida como viene, junto a las hermanas, que en ese momento eran Madre Carina y la Hna Lilián.
Otra cosa que guardo con cariño es la fe del pueblo y la cultura riojana, tan sencilla y profunda. La cercanía de la gente, las tradiciones religiosas y también el testimonio de los mártires que me animan a entregarme hasta el final.
La Iglesia Riojana, sinodal. Recuerdo a Monseñor Dante invitándonos a caminar juntos. Admiro a tantos jóvenes, laicos, sacerdotes y consagrados, comprometidos con la realidad y llevando en su vida a Jesús.
¿Qué frase, experiencias de Reginaldo Toro y de Santo Domingo te animan?
De Nuestro Padre Reginaldo me acompañan dos frases: «Soy de Dios, soy siempre de Dios» y la otra es «inventen innumerables medios para suavizar las dolencias de la humanidad». Creo que resumen mi vida y mi misión, saberme amada por Dios, experimentar su amor y misericordia y la misión de buscar de cuántas maneras sea la forma de llegar a los demás y que ellos también puedan vivir esa experiencia de encuentro, mediante el abrazo y acompañamiento a tantas realidades dolorosas, especialmente en nuestros niños y jóvenes, siempre con amor y sobre todo de manera artesanal, al modo de San José.
De Santo Domingo desde chiquita me llamó la atención su itinerancia, que luego de cada traslado fui experimentando en mi vida, donde el desprendimiento y el llamado a predicar no sólo con palabras sino con el propio testimonio me fueron interpelando y modelando mi barro, dándole forma a mi vida consagrada.
Y una frase que se dice de él «Todos cabían en el amplio seno de su corazón», me ayudó a crecer en disponibilidad y apertura, acoger y abrazar, pero sobre todo a dejarme ensanchar el corazón, creo que Santo Domingo me enseña que el amor de Dios es para todos, y para que lo conozcan hay que llevar con la vida el rostro de Dios cercano.
Mensaje que le dejás a los jóvenes que un día, como vos empezaste a buscar para qué Dios te había creado.
A los jóvenes les diría que no tengan miedo de acercarse a Dios. Él los está esperando para darles un abrazo! Abran el corazón, escuchen a Dios que les grita te amo! Quiero que seas feliz! Tengo un plan para vos. Busquen ayuda con alguien que los pueda acompañar para descubrir cuál es el sueño que tiene para cada uno. Anímense a seguir a Jesús, Él no llama a los perfectos, nos llama así, como somos y nos cambia la vida. Recen mucho y Dios les va a mostrar el camino. ¡¡Rezo por ustedes!!
La Hermana Jéssica Acosta así nos ilustra sus vivencias:
¿Qué recuerdo, vivencias guardas de tu paso por La Rioja?
Son muchos los recuerdos, fueron mis primeros años de juniora allí, me enseñó muchísimo.
Recuerdo la calidez de la gente, la generosidad con el hogar y con las hermanas, la devoción del pueblo para con San Nicolás y el Niño Alcalde.
Recuerdo la acampada de jóvenes, fui a 2 una hizo muchísimo calor y la otra llovió los 3 días, pero lo que se vivía con los jóvenes, la fuerza, el entusiasmo por conocer y seguir a Jesús.
¿Qué frase, experiencia de Reginaldo y de Santo Domingo te animan?
De Nuestro Padre Reginaldo, rezo siempre esta frase: “Soy de Dios, siempre de Dios” y también el abrazar a la humanidad que sufre, es el legado de nuestro carisma hoy.
y de Santo Domingo, “ Dar de lo contemplado”, no podemos dar lo conocemos, experimentar el Amor Misericordioso en mi vida, me anima a abrazar a los que más sufren y a darlo a conocer.
Dejanos un mensaje para los jóvenes.
Dios nos quiere Santos… Alegres para anunciar lo que hizo con cada uno de nosotros. Él nos salva, y nos saca el peso de nuestros errores.
La Hermana Antonella Maciel desarrolla su misión pastoral en La Rioja. Nos cuenta lo siguiente:
Soy Antonella Maciel, hermana dominica de San José, tengo 29 años, soy de Corrientes y actualmente vivo en el Hogar del Carmen en La Rioja Capital.
¿Cómo vivís este paso en tu camino de consagración?
A lo largo de la etapa del juniorado vamos renovando por un año nuestros votos de pobreza, castidad y obediencia; yo los renuevo una vez más, ahora con la certeza del llamado de Jesús, de que Él apareció en mi vida, para transformarla más allá de mis limitaciones, y para pedirle algo: que lo siguiera, y que sirviera.
Esta sería mi última renovación antes de los Votos Perpetuos, es una gran alegría y un tiempo de preparación para profundizar más el trabajo en mi interior y poder así fortalecer mi respuesta.
¿Cómo fue tu camino vocacional?
Mi camino vocacional fue bastante sorpresivo en mi vida y muy intenso, cuando era niña mi familia no era muy allegada a la parroquia, iba a la catequesis y a la fiesta patronal pero no mucho más que eso. Fue en la adolescencia donde Jesús me acercó más a Él, aunque suene gracioso empecé a ir a misa los domingos por una apuesta con mis amigas, ellas con el tiempo dejaron de ir y yo sin saber mucho por qué sentía la necesidad de seguir yendo, entonces me invitaron a animar un grupo de catequesis y luego uno de monaguillos, mi amistad con Jesús fue creciendo y pasaba cada vez más tiempo en la parroquia, yo sentía que era mi casa.
Llegó el tiempo de ir a vivir a otro lado para empezar la facultad, me anoté en medicina, y ahí mi vida cambió drásticamente de rumbo, no sentía inclinación por la vida religiosa, es más no la conocía; pero empecé a sentir un vacío muy grande, sentía que todo estaba bien en mi vida, vivía sola, tenía amigos, estudiaba lo que me gustaba, pero algo me faltaba, no sabía cuál podía ser la causa, entonces empezó una intensa búsqueda. Un sacerdote me aconsejó que hablara con alguna hermana, que por ser mujer me entendería más y es así como llegue al Hogar Sagrado Corazón de Jesús, que nuestra congregación tiene en Corrientes Capital, al ver la necesidad de las nenas ahí y la entrega de las hermanas empezó a surgir en mi corazón el deseo de entregar mi vida así.
La tarea pastoral en La Rioja ¿Qué te enseña cada día?
En La Rioja vivo en el Hogar del Carmen como decía más arriba, acá viven niñas y adolescentes que por diferentes necesidades precisan estar con nosotras, también se alojan jóvenes universitarias.
Con ellas aprendo cada día lo que dicen Jesús y los mismos santos, que hacer el bien a alguno de nuestros hermanos más pequeños es hacérselo al mismo Jesús.
Las nenas me enseñan mucho, es más lo que recibo que lo que doy, ante todo ellas me enseñan la resiliencia, es decir seguir la vida más allá de lo que hayamos pasado, me admira la fortaleza que tienen para salir adelante y su alegría y cariño.
También acompaño a los jóvenes de la Pastoral Juvenil y Vocacional de la diócesis, de ellos aprendo que en medio de un mundo que no conoce a Jesús o lo niega como alguien real hay personas que lo aman y luchan por seguirlo cada día.
Otro apostolado es dar clases, actualmente doy clases de Filosofía en el CED Pío XII, soy profe de Filosofía, es algo que me gusta mucho, allí recibo de los chicos inquietudes de todo tipo e intento que podamos hacer juntos algo muy dominico, conciliar la fe y la razón, la fe y la ciencia para responder a los desafíos del mundo de hoy.
¿Tu Frase bíblica de cabecera?
La cita bíblica que me acompañó en mi discernimiento vocacional y lo hace aún ahora es “Yo te ví antes que Felipe te llamara, cuando estabas debajo de la higuera” Jn. 1, 48. Siento que Jesús me vio desde siempre, me conoce desde siempre, sabe que le puedo fallar y aún así me llama y elige.
¿Y un mensaje para los jóvenes?
Les diría chicos antes que nada que no tengan miedo, tener miedo retrasa muchas cosas lindas que nos pueden pasar, Dios los ama y tiene un plan para ustedes, no le tengan miedo porque lo que Él quiere es que sean felices.
Recen mucho y pregúntenle qué quiere, y aunque les cueste intenten ser dóciles, pídanle fuerzas. Y busquen a alguien que los pueda ayudar en su discernimiento, es muy intenso lo que se vive, es necesario que alguien nos oriente y acompañe.